25 de marzo de 2011

Ciencia cognitiva

Se denomina ciencia cognitiva al estudio interdisciplinario de cómo la información es representada y transformada en la mente/cerebro. Es el conjunto de disciplinas que surgen de la convergencia transdisciplinaria de investigaciones científicas y tecnológicas, en torno a los fenómenos funcionales y emergentes, dados a partir de las actividades neurofisiológicas del encéfalo y del sistema nervioso, incorporados, y que típicamente se les denomina como: mente y comportamiento. La naturaleza de las investigaciones cognitivas es necesariamente transdisciplinaria (es decir, tanto ínter como multidisciplinarias), surgiendo en un primer momento a partir de disciplinas autónomas como la lingüística, la psicobiología cognitiva y la inteligencia artificial, y añadiéndose en una etapa más reciente la neurociencia y la antropología cognitiva. La heurística de las investigaciones cognitivas ha sido guiada por preocupaciones eminentemente filosóficas, a partir de algunas de sus ramas como la lógica, la gnoseología, la epistemología y la filosofía u ontología de la mente.

Las ciencias cognitivas: teorías explicativas en torno a las funciones de la mente,
 encefálicamente incorporadas, en sujetos socio-comunicativamente vinculados.

24 de marzo de 2011

Locura

Se designó como locura hasta final del siglo XIX a un determinado comportamiento que rechazaba las normas sociales establecidas. Lo que se interpretó por convenciones sociales como locura fue la desviación de la norma (del latín vulgar "delirare", "de lira ire", que significaba originalmente en la agricultura "desviado del surco recto"), por culpa de un desequilibrio mental, por el cual un hombre o una mujer padecía de delirios enfermizos, impropios del funcionamiento normal de la razón, que se identificaban por la realización de actos extraños y destructivos. Los síntomas de ciertas enfermedades, como la epilepsia u otras disfunciones mentales, fueron también calificadas de locura.


El concepto de "locura" fue empleado en Europa históricamente en diferentes contextos con diferentes significados, que retrospectivamente se sabe que correspondían a fenómenos distintos, que en la historia de la medicina se encuentran pobremente definidos y que en ocasiones eran incluso contradictorios. La cuestión de qué variaciones respecto a la norma eran aceptadas como "extravagancias" y cuáles como locura podía depender de la región, la época o las circunstancias sociales del sujeto. No fue hasta la aplicación de la nosología moderna cuando se delimitaron los diferentes fenómenos denominados hasta entonces como locura. La locura, en términos clínicos puede ser entendida como una forma de esquizofrenia e incluso como un sinónimo.

Síntomas de la locura:

Como las manifestaciones de la locura son muy variadas, se pueden considerar síntomas de diversos estados. En cada caso, el afectado muestra una conducta que se aparta de la normalidad de una forma determinada. Por eso, los afectados quedan desplazados de su entorno social. Frecuentemente se manifiesta como una pérdida de control, en la que los sentimientos se muestran desinhibidamente. La conducta se desplaza fuera de lo racional y las consecuencias de los propios actos no se tienen en cuenta. Los actos pueden ser objetivamente absurdos e inútiles. La diferencia entre lo real y lo irreal puede desaparecer, viéndose perturbada la percepción de la realidad. Se pueden encontrar en la mitología griega ejemplos de consecuencias catastróficas de la locura: Heracles mata a sus hijos; el rey Licurgo de Tracia confundió a su hijo con una hiedra, símbolo de Dioniso, cuyo culto había prohibido, matándolo; y Medea mató a sus hijos. Las características perceptibles de la locura abarcan un área amplia entre la actividad frenética y la catatonia. De un lado están los maníacos; en el otro los depresivos y los apáticos. A menudo se dan disfunciones en las capacidades comunicativas, que pueden disminuir la inteligibilidad del discurso y pueden parecerse al habla de un niño pequeño: repetición de porciones de frases, reduplicación, hablar con rimas simples, onomatopeyas o cantar canciones infantiles.


19 de marzo de 2011

Aquelarre

Un aquelarre (del euskera akelarre, "aker" = macho cabrío; "larre" = campo) es el lugar donde las brujas (sorginak en euskera) celebran sus reuniones y sus rituales. Aunque la palabra viene del euskera, se ha asimilado en castellano y por extensión se refiere a cualquier reunión de brujas y brujos.

Se cree que en estas celebraciones una multitud de brujas solía venerar a Akerbeltz (un macho cabrío negro), que tras horas de cánticos y ofrendas orgiásticas podrían abrir un portal infernal en el centro del campo para ofrendar culto y consulta a Satán, con el fin de obtener riquezas y poderes sobrenaturales.

"Aquelarre", cuadro de Francisco Goya.

Es frecuente el uso de diversas sustancias para alcanzar el éxtasis durante el rito. Como no se pueden calibrar con exactitud las dosis cuando una cantidad letal está muy cercana a la dosis de uso, es muy peligroso administrarlas por vía oral. Por ello algunas sustancias se aplicaron en forma de ungüento por vía vaginal o rectal, lo que podría haber dado origen a algunas leyendas sobre el carácter sexual de las reuniones de brujas o el uso de calderos para la preparación de algunas de las sustancias. La aplicación de unas de las sustancias sobre la vagina con una especie de consolador pudo dar origen a la imagen que representa a las brujas con un palo entre las piernas o bien una escoba. Por otro lado, muchos sapos son venenosos por contacto y su piel puede ser alucinógena, por ello también forman parte de la ingeniería vinculada al mundo de la brujería. 

La prohibición de estas magias se encuentra en la Ley de las XII Tablas (Tabula VIII). En la época de Sila se promulgó la "Lex Cornelia de Sicariis et Veneficiis", que insiste en esta prohibición. Es interesante el hecho de que el delito de brujería (maleficium) se relacionara con el de envenenamiento (veneficium), sin duda porque en ambos se manipulan drogas nocivas.

Caza de brujas

Entre los siglos XIV y XVIII se dio una persecución particularmente intensa de la brujería, conocida como "Caza de Brujas". Esta persecución afectó prácticamente a la totalidad del territorio europeo, si bien fue particularmente intensa en Centroeuropa, en los estados semi-independientes bajo la autoridad nominal del Sacro Imperio Romano Germánico, y en la Confederación Helvética. Los estudiosos actuales del tema dan una cifra aproximada de 110.000 procesos y 60.000 ejecuciones, a pesar de que cálculos anteriores arojaban cifras mucho más elevadas.

Quema de brujas.

La caza de brujas tiene su origen en la Inquisición, tribunal creado por el Papado para perseguir la herejía, pero que a partir del siglo XIV comenzó a prestar atención al fenómeno de la brujería. La principal acusación contra las brujas era la de demonolatría, o adoración del Diablo. Se creía que al concluir el pacto, el Diablo marcaba el cuerpo del brujo o bruja, y que una inspección detenida del mismo podía permitir su identificación como hechicera. Mediante el pacto, la bruja o brujo se comprometía a rendir culto al Diablo a cambio de la adquisición de algunos poderes sobrenaturales. Entre estos poderes estaba la capacidad de causar maleficios de diferentes tipos, que podían afectar tanto a las personas como a elementos de la naturaleza; en numerosas ocasiones, junto a estos supuestos poderes se consideraba también a las brujas capaces de volar (en palos, animales, demonios o con ayuda de ungüentos), e incluso el de transformarse en animales (preferentemente lobos). No todos los teólogos de la época creyeron en la realidad física de los vuelos y metamorfosis de brujas y brujos: algunos los atribuían a ilusiones o ensueños inducidos por el Diablo. Todo esto se concreto en una obra clásica sobre el tema, el "Malleus Maleficarum".

"Vuelo de las brujas" de Vaud. Miniatura en un manuscrito de Martin Le France, 
"Le champion des dames", 1451.

Contra lo que suele creerse, la mayor parte de los procesos por brujería los llevaron a cabo tribunales civiles, y la Inquisición solo tuvo un papel preponderante en los primeros años de la caza de brujas. Los procesos tuvieron lugar por igual en países católicos y protestantes. En los territorios de religión ortodoxa, en cambio, las cazas fueron de intensidad mucho menor.

Durante estos procesos, se aplicó con frecuencia la tortura para obtener confesiones, por lo cual los investigadores actuales suelen manifestar cierto escepticismo acerca de lo manifestado en los juicios por brujería.

Algunos procesos se han hecho especialmente célebres, como el de las brujas de Salem, en los Estados Unidos, tema de una célebre obra del dramaturgo Arthur Miller publicada en 1953, que popularizó la expresión "caza de brujas". Desde entonces, la expresión "caza de brujas" se aplica metafóricamente a cualquier persecución de tipo ideológico.

"Linda maestra" (1799) de Francisco de Goya.

En España, la Inquisición dejó de perseguirlas a raíz del proceso contra las brujas de Zugarramurdi (segunda mitad del siglo XVII), en el que los inquisidores se encontraron ante la posibilidad de tener que quemar a varios miles de mujeres si resultaban condenadas. Resolvieron la cuestión declarando que no tenían pacto con el diablo y desde entonces no se quemó a ninguna otra.

En el siglo XVI Anton Praetorius (1560-1613), un pastor y teólogo calvinista alemán, luchó contra la persecución de brujas y la tortura en su obra "Gründlicher Bericht", un informe completo acerca de la brujería y las brujas.

8 de marzo de 2011

Doctores Vladimir Demikhov y Sergei Brukhonenko

El doctor Vladimir Demikhov vivio entre 1915 y 1998 y fue uno de los pioneros sovieticos de la cirugia moderna. Comenzo a experimentar con animles en la década de 1940. En 1946 Demikhov reemplazo los aparatos circulatorio y respiratorio de un perro, sin usar máquina alguna como soporte vital, llegando a su clímax en 1952 al lograr exitosamente transplantar el corazón de un perro (adelantándose varios años al trasplante del doctor Barnard). Con esto, se afirmó que la operación era el mayor éxito médico soviético de todos los tiempos.

Sin embargo, su experimento más notorio fue el transplante de cabeza que realizó en 1953: Demikhov logró insertar la cabeza de un cachorro al cuerpo de un mastín adulto. Después de la operacion, los médicos observaron como el perro anfitrión sufría incluso un rejuvenecimiento. Tambien se llegó a observar a ambos perros salivar y tener sed al mismo tiempo, pero finalmente el animal murió varios días después del transplante. El video muestra un fragmento de la operacion quirurgica, y el perro con dos cabezas, bebiendo agua por ambas bocas y paseando.




Durante los siguientes 15 años, Demikhov realizo otras 24 intervenciones similares, creando todo un ejercito de perros bicefalos, pero ninguno de ellos vivio mas de un mes. Todos murieron por problemas de rechazo de tejidos. 

Pero si resulta bastante interesante el experimento del doctor Demikhov, mas aun te lo parecera el experimento del doctor Sergei Brukhonenko, tambien sovietico. Este medico logro en 1928 mantener con vida la cabeza amputada de un perro, utilizando una maquina que realizaba las funciones del corazón y los pulmones. 

Para probar que la cabeza del animal (que presentó sobre una mesa) vivía, Brukhonenko mostró como respondía a determinados estímulos: golpeó la mesa con un martillo y la cabeza se estremeció; la enfocó con una linterna y parpadeó; incluso le dio de comer un trozo de queso que cayó al instante por el extremo seccionado del esófago.



Me pareció muy interesante la información, lastima que la calidad de los videos sea pésima. Creo que no habría que tildarlos de aberrantes a ninguno de los médicos soviéticos, ya que realizaron grandes avances dentro de la medicina y a su vez han acercado el conocimiento para llegar a la medicina actual y para la que vendrá.